Si optamos por utilizar una gama de colores fríos como el morado, el verde o el azul, la sensación que trasmitirá la cocina será la de limpieza, seriedad y eficacia. Este tipo de colores suelen crear sensaciones de profesionalidad.
En cambio los colores más cálidos como el rojo, el amarillo y el naranja crean espacios más acogedores. Este tipo de tonos harán que tu cocina trasmita calidez, vida y alegría. Con estos colores se gana en cercanía, aunque se pierde seguridad.
Una buena opción es combinar los colores para conseguir un resultado acertado. Si combinamos colores de los mismos tonos conseguiremos el mismo efecto que hablábamos anteriormente, pero si realizamos contrastes de colores fríos y cálidos conseguiremos un contraste fuerte que puede ser muy interesante.
Hablamos de combinar colores, pero eso no quiere decir que empecemos a utilizar los colores como locos. Lo ideal es elegir tres colores.
En cambio los colores más cálidos como el rojo, el amarillo y el naranja crean espacios más acogedores. Este tipo de tonos harán que tu cocina trasmita calidez, vida y alegría. Con estos colores se gana en cercanía, aunque se pierde seguridad.
Una buena opción es combinar los colores para conseguir un resultado acertado. Si combinamos colores de los mismos tonos conseguiremos el mismo efecto que hablábamos anteriormente, pero si realizamos contrastes de colores fríos y cálidos conseguiremos un contraste fuerte que puede ser muy interesante.
Hablamos de combinar colores, pero eso no quiere decir que empecemos a utilizar los colores como locos. Lo ideal es elegir tres colores.
De esos tres colores de pintura, uno será el principal, que será la base de la cocina y el que más utilicemos, otro será el secundario, que será el complemento perfecto del color anterior, y el tercero será el color llamativo. Éste lo utilizaremos para dar pinceladas de color en elementos más pequeños.
Los dos primeros colores deben ser similares (pertenecer a la misma rama de colores) y los usaremos para loselementos principales de la cocina: encimeras, electrodomésticos grandes, muebles de almacenamiento, etc. El tercer color, el llamativo, pertenecerá a la escala opuesta de colores y lo utilizaremos en elementos más pequeños como cuadros, relojes, cortinas o pequeños electrodomésticos.
Una de las ventajas de esta distribución de colores es que cuando quieras cambiar un poco el estilo de la cocina, puedes cambiar todos los elementos llamativos de la cocina por otros de un color diferentes.
Por último comentaré un consejo de colores, iluminación y espacio. Si tenemos una cocina pequeña u oscura, lo mejor es aplicar colores muy claros en la cocina como tonos pastel como rosas pálidos, lavandas u ocres con mucha base de blanco. Éstos trasmitirán claridad, y ésta a su vez aumenta la sensación de amplitud de cualquier espacio.
Las cocinas grandes por el contrario son perfectas para optar por colores oscuros (siempre combinados con destellos muy claros para no apabullar). Combina esos tonos llamativos en diferentes planos y crearás un efecto de profundidad muy interesante.
Fuente en portugués: I-decoracao.com
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